Al oìdo llega como una bala
el sonido del tren que pasa.
marionetas de la nada
que en la vida solo viajan.
¿quièn llegara a destino?
¿quièn seguira allì subido?
cruzando montañas rosas,
viajando por sendas boscosas,
mirando por el reflejo de la ventanilla
recuerdos, quimeras, simples utopias
que existieron algun dia.
sentados... perdidos... anclados...
el guarda es un reloj,
que no hace mas que torturar al que desistio.
y al oìdo me llega como una bala
tristezas mal interpretadas,
lamentos de una noche cerrada.
gemidos de transeuntes muertos,
atrapados en sus mentes
por añejos sueños que
volaron en el gris
con miles de hojarascas
aquel otoño de abril.
el sonido del tren que pasa.
marionetas de la nada
que en la vida solo viajan.
¿quièn llegara a destino?
¿quièn seguira allì subido?
cruzando montañas rosas,
viajando por sendas boscosas,
mirando por el reflejo de la ventanilla
recuerdos, quimeras, simples utopias
que existieron algun dia.
sentados... perdidos... anclados...
el guarda es un reloj,
que no hace mas que torturar al que desistio.
y al oìdo me llega como una bala
tristezas mal interpretadas,
lamentos de una noche cerrada.
gemidos de transeuntes muertos,
atrapados en sus mentes
por añejos sueños que
volaron en el gris
con miles de hojarascas
aquel otoño de abril.
04-10-2006, Alejandra Metzler.
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